¡(H)ay, amor! y Garnacha, los vinos comprometidos de Pura Vida, María

María y Rober llevan años recorriendo Fondón, en el corazón de Alpujarra, con su furgoneta para descubrir nuevos montes y escalar nuevas vertientes.
Rober tenía, y sigue teniendo, un bar. El bar de los amigos donde te paras a tomar una caña bien tirada (para enfriar las manos doloridas de escalar) y escuchar clásicos rockeros-heavys.
María trabajaba en una asociación cultural en Almería, organizando espectáculos flamencos o exposiciones .
Un día, entre cañas y tapas, unos amigos suyos que elaboraban vino natural les hicieron probar una botella de su proyecto Barranco Oscuro. Fue hace 15 años y fue el prólogo de Pura Vida. Desde entonces, no hubo vuelta atrás.