Los modelos femeninos, Perrine

Salirse del marco de las profesiones conocidas ya era complicado. Pero además, hizo falta salirse del estereotipo de género de las profesiones. Por supuesto que las cosas cambian y evolucionan. Por fin la costura ya no es una profesión reservada a las mujeres y los hombres pueden acceder a ella. En Europa, muchas de las barreras legales impidiendo a un género el ejercicio de una profesión han caído. Sin embargo, una barrera invisible y muy patente persiste. Aquí no hablaremos de sexismo sino de la barrera de los modelos.
Si mi madre no hubiese sido emprendedora, seguramente no hubiese imaginado esa posibilidad con tanta naturalidad. Perrine, ella, nunca había imaginado la posibilidad que una mujer elaborase vino, y aún menos sola. No es que lo viese imposible. Simplemente, la idea nunca se le había pasado por la cabeza.
Perrine viene del Nord-Calais, quería ser veterinaria, pero al no aprobar el examen de acceso, se acabó dirigiendo hacia la agronomía con especialidad en producción animal. No le gustó nada.
Sin embargo, dos módulos le habían llamado la atención: agricultura y sociedad, y viticultura y enología.

Cuando Méjico se junta con Galicia, los vinos de Iria

Sin embargo, Antonio consideraba el vino como algo especial, que había que respetar en tanto que digno representante del terroir, algo que había que degustar con conciencia para poder apreciar su complejidad.
Quiso acercar a su hija Iria a este maravilloso universo de sensaciones y emociones así que juntos empezaron a ir a catas de vino. Iria se enganchó al pasatiempo de su padre aunque no viese allí un posible futuro empleo.
Cuando vino el momento de estudiar, se decidió por la farmacia y se fue a trabajar a Londres.
Allí, recordando las catas con su padre, le empezó a rondar en la cabeza la idea de un cambio de rumbo.
En esa época, sólo había cuarenta plazas en enología en La Rioja. Echó la solicitud.
No hace falta decir que cuando la cogieron, lo vio como una señal.

Fantásticamente normal, Montse

Existen lugares donde todavía se conservan tradiciones antiguas, donde se perpetúan saberes ancestrales. Y aunque para los que allí viven, esto sea “la mar de normal”, para los demás es un tesoro.