Los modelos femeninos, Perrine

Salirse del marco de las profesiones conocidas ya era complicado. Pero además, hizo falta salirse del estereotipo de género de las profesiones. Por supuesto que las cosas cambian y evolucionan. Por fin la costura ya no es una profesión reservada a las mujeres y los hombres pueden acceder a ella. En Europa, muchas de las barreras legales impidiendo a un género el ejercicio de una profesión han caído. Sin embargo, una barrera invisible y muy patente persiste. Aquí no hablaremos de sexismo sino de la barrera de los modelos.
Si mi madre no hubiese sido emprendedora, seguramente no hubiese imaginado esa posibilidad con tanta naturalidad. Perrine, ella, nunca había imaginado la posibilidad que una mujer elaborase vino, y aún menos sola. No es que lo viese imposible. Simplemente, la idea nunca se le había pasado por la cabeza.
Perrine viene del Nord-Calais, quería ser veterinaria, pero al no aprobar el examen de acceso, se acabó dirigiendo hacia la agronomía con especialidad en producción animal. No le gustó nada.
Sin embargo, dos módulos le habían llamado la atención: agricultura y sociedad, y viticultura y enología.

De la importancia del paisaje, Barbara

En el tren de vuelta a casa, la mirada perdida por la ventana, ves el paisaje que poco a poco va cambiando y se convierte en un entorno familiar. Sin saber muy bien el por qué, algo dentro de nosotros se estremece. Aun ni se disciernen las líneas de la ciudad, pero ya te sientes en casa. El paisaje.
El paisaje es la identidad de un lugar, fruto de la Naturaleza, testigo de la historia, pero también de las mujeres y hombres que allí han vivido y lo han moldeado para vivir, a lo largo de una larga tradición a veces hasta milenaria, con la agricultura o la ganadería y más recientemente con la industria y el terciario.

Del final de la fotografía analógica al Black álbum de Saskia

Saskia dejó muy joven la escuela para dedicarse a un oficio que ya empezaba a dar sus últimos suspiros: la fotografía analógica. Trabajaba en un laboratorio donde el patrón era de los que veían con mal ojo aquella revolución que estaba a punto de cambiar la faz de la fotografía, el digital. Se había unido a las filas de la resistencia y Saskia no se formaría al digital.
Sin embargo, esta lucha era en vano y, como lo sabemos todos, los laboratorios analógicos cerrarían todos poco a poco y el digital acabaría triunfando.
Saskia se fue de la región parisina para reunirse con su hermano en Londres. Pero la revolución del digital había también cruzado la Mancha y trabajar en laboratorio se volvía cada vez más complicado. 

La Tierra que llevo en mi piel, la Zafra

La vida seguía su curso y los veranos se sucedían en la tranquila Sierra de la Zafra. Como su padre, su abuelo y todos los anteriores, el padre de Mar, electricista, en su tiempo libre cuidaba de esa tierra que había heredado y que siempre había conocido. Esa tierra, viva y guardiana de tantos secretos y recuerdos familiares, era mucho más que una tierra, era parte de la familia.
Mar se había ido a vivir a Ciudad Real y visitaba a su Zafra cada verano, como quien visita a su abuela. Pero la sabía entre buenas manos, su padre la cuidaba.
Así que en aquel día del 2010, cuando el rio de la vida decidió cambiar su curso y la Zafra se encontró sin quien la cuidase, Mar supo en lo más profundo de su ser que era su turno. Responsabilidad o amor a la Tierra, llámenlo como guste, Mar decidió encontrar la forma de seguir caminando junto a la Zafra.