Los modelos femeninos, Perrine

Salirse del marco de las profesiones conocidas ya era complicado. Pero además, hizo falta salirse del estereotipo de género de las profesiones. Por supuesto que las cosas cambian y evolucionan. Por fin la costura ya no es una profesión reservada a las mujeres y los hombres pueden acceder a ella. En Europa, muchas de las barreras legales impidiendo a un género el ejercicio de una profesión han caído. Sin embargo, una barrera invisible y muy patente persiste. Aquí no hablaremos de sexismo sino de la barrera de los modelos.
Si mi madre no hubiese sido emprendedora, seguramente no hubiese imaginado esa posibilidad con tanta naturalidad. Perrine, ella, nunca había imaginado la posibilidad que una mujer elaborase vino, y aún menos sola. No es que lo viese imposible. Simplemente, la idea nunca se le había pasado por la cabeza.
Perrine viene del Nord-Calais, quería ser veterinaria, pero al no aprobar el examen de acceso, se acabó dirigiendo hacia la agronomía con especialidad en producción animal. No le gustó nada.
Sin embargo, dos módulos le habían llamado la atención: agricultura y sociedad, y viticultura y enología.

Orígenes e identidades, Leah

Y, un día que no presagiaba nada, hubo un detonante que le hizo dar un vuelco a su vida.  No fue nada extraordinario sino más bien un elemento anodino que le interpeló y le insufló en los oídos que había venido la hora de marcharse en búsqueda de un camino que, aunque lleno de piedras, siempre te llena con la misma ilusión.

Como en la concha vacía, el soplo se adentró impetuoso y resonó sin descanso: el mar y el horizonte de los posibles. Fue una evidencia. Ese día, los ojos de Leah se encontraron con un anuncio para el concurso de preparación al título de enóloga y, como en una película, empezaron a desfilar ante sus ojos: la licencia de química, las viñas que siempre la habían rodeado, el vino sobre la mesa…
Sin nunca haber pisado ni un viñedo ni una bodega, Leah tuvo la intuición de que aquél era el camino que tenía que escoger.

Cortar el nudo Gordiano, Virginie

Virginie se sentía atraída por el arte, pero no veía en sí misma un alma de artista, así que decidió estudiar la carrera de Historia del arte. Durante cuatro años trabajó en el sector de los museos nacionales. Viajaba mucho y estaba en contacto permanente con artistas. Este frenesí artístico avivaba, como el fuego, su deseo de creación. En paralelo, un sentimiento de frustración poco a poco se fue instalando. No sabía ni bailar ni dibujar; se sentía sin ningún talento artístico, ¿cómo iba a poder expresar estas emociones y este mundo que la habitaban?

De la importancia del paisaje, Barbara

En el tren de vuelta a casa, la mirada perdida por la ventana, ves el paisaje que poco a poco va cambiando y se convierte en un entorno familiar. Sin saber muy bien el por qué, algo dentro de nosotros se estremece. Aun ni se disciernen las líneas de la ciudad, pero ya te sientes en casa. El paisaje.
El paisaje es la identidad de un lugar, fruto de la Naturaleza, testigo de la historia, pero también de las mujeres y hombres que allí han vivido y lo han moldeado para vivir, a lo largo de una larga tradición a veces hasta milenaria, con la agricultura o la ganadería y más recientemente con la industria y el terciario.

Algún día la alumna sobrepasará al sensei de las burbujas, Nuria

Yo de mayor seré… Cuantas preguntas, dudas y dilemas tienen por origen esta frase que, sin embargo, es tan representativa de nuestra generación. Antes no elegías, o al menos, “serás, como tu madre/padre”. Ahora, el elegir se ha convertido en una reivindicación, el derecho a elegir, la libertad. En contraposición con las generaciones pasadas, sentimos la necesidad de elegir carreras distintas para hacer nuestro propio camino y no seguir con el legado familiar.
Sin embargo, a veces, te enamoras de la profesión de uno de tus padres y te planteas si seguir o no el mismo camino. Presa de un dilema, empiezan entonces las comeduras de cabeza. Te atormenta la duda de si tu elección en realidad no fuese tuya.

Nuria es la hija de Manel Avinyó aka “Bubble man”, artista de las burbujas del Penedés que apostó por el vino natural cuando aún se valoraban únicamente los vinos de etiquetas con nombres de grandes bodegas.

La Tierra que llevo en mi piel, la Zafra

La vida seguía su curso y los veranos se sucedían en la tranquila Sierra de la Zafra. Como su padre, su abuelo y todos los anteriores, el padre de Mar, electricista, en su tiempo libre cuidaba de esa tierra que había heredado y que siempre había conocido. Esa tierra, viva y guardiana de tantos secretos y recuerdos familiares, era mucho más que una tierra, era parte de la familia.
Mar se había ido a vivir a Ciudad Real y visitaba a su Zafra cada verano, como quien visita a su abuela. Pero la sabía entre buenas manos, su padre la cuidaba.
Así que en aquel día del 2010, cuando el rio de la vida decidió cambiar su curso y la Zafra se encontró sin quien la cuidase, Mar supo en lo más profundo de su ser que era su turno. Responsabilidad o amor a la Tierra, llámenlo como guste, Mar decidió encontrar la forma de seguir caminando junto a la Zafra.

La violonchelista de las uvas que moderniza partituras clásicas, Julia

Julia Casado es una artista. Es una artista que se enamoró de la Tierra.
Había decidido irse a Alemania a estudiar interpretación musical para poder dedicarse profesionalmente a su instrumento de predilección, el violoncelo.

Consciente de lo que tal tipo de oficio pudiera conllevar, se había también matriculado por la UNED en una carrera más pragmática, corta y algo generalista sobre otra temática que la animaba : la Naturaleza. Para validar su título de ingeniería técnica agrícola, necesitaba hacer unas prácticas en empresa y eligió la bodega dde Josef Biffar, en Neustadt (le habían aceptado en Bürkling Wolf pero no se sentía entonces con el bagaje suficiente). No fue por pasión por el vino sino más bien porque la compañía de las uvas le parecía más divertida que la de unos higos.

Cuando Méjico se junta con Galicia, los vinos de Iria

Sin embargo, Antonio consideraba el vino como algo especial, que había que respetar en tanto que digno representante del terroir, algo que había que degustar con conciencia para poder apreciar su complejidad.
Quiso acercar a su hija Iria a este maravilloso universo de sensaciones y emociones así que juntos empezaron a ir a catas de vino. Iria se enganchó al pasatiempo de su padre aunque no viese allí un posible futuro empleo.
Cuando vino el momento de estudiar, se decidió por la farmacia y se fue a trabajar a Londres.
Allí, recordando las catas con su padre, le empezó a rondar en la cabeza la idea de un cambio de rumbo.
En esa época, sólo había cuarenta plazas en enología en La Rioja. Echó la solicitud.
No hace falta decir que cuando la cogieron, lo vio como una señal.

¡(H)ay, amor! y Garnacha, los vinos comprometidos de Pura Vida, María

María y Rober llevan años recorriendo Fondón, en el corazón de Alpujarra, con su furgoneta para descubrir nuevos montes y escalar nuevas vertientes.
Rober tenía, y sigue teniendo, un bar. El bar de los amigos donde te paras a tomar una caña bien tirada (para enfriar las manos doloridas de escalar) y escuchar clásicos rockeros-heavys.
María trabajaba en una asociación cultural en Almería, organizando espectáculos flamencos o exposiciones .
Un día, entre cañas y tapas, unos amigos suyos que elaboraban vino natural les hicieron probar una botella de su proyecto Barranco Oscuro. Fue hace 15 años y fue el prólogo de Pura Vida. Desde entonces, no hubo vuelta atrás.

Huevos fritos con Tempranillo y cochinillo con rosado, los vinos sin complejos de Berta

Cuando su padre se jubiló, Berta fue invadida por una profunda nostalgia: cuatro generaciones de historia y viñas centenarias. Si ella no tomaba el relevo, estas parcelas de recuerdos desaparecerían.
Fue así como Berta decidió seguir manteniendo el patrimonio emocional de su familia, pero también patrimonio cultural de La Rioja.
Rehabilitó una vieja bodega de la zona y se instaló como viticultora en el 2016.
Por una mezcla entre la curiosidad por saber qué saldría de estas parcelas, y la convicción por la necesidad de dar otro destino a esas viñas heredadas, Berta tuvo enseguida la intuición de que tenía que recuperar otra tradición familiar, la de sus abuelos y antecedentes, la de elaborar vino.